LA MUERTE INVERTIDA
La vida es una constante transformación. En la naturaleza todo muere para dar paso a vida nueva: la flor (emblema del estandarte) muere para dar paso a la semilla, ésta se descompone y muere para dar paso a la planta y así en una sucesión permanente de muerte y nacimiento. Esta carta nos recuerda que lo único permanente es el cambio, y que todo está sometido a ciclos: Inicio-fin, nacer-morir, crecimiento-decrecimiento. La Muerte nos indica que termina lo que ya ha sido cumplido. Es el final de un ciclo e inicio de otro nuevo. No es necesariamente la muerte de alguien, sino puede ser la muerte de algo: de un sentimiento, proyecto o situación. Si se acepta que ha llegado el cierre de un ciclo, es posible prepararse para abrir otro nuevo. A medida que lo viejo se desvanece, se dan las condiciones para la transformación necesaria. Resistirse a los cambios, negarlos o luchar contra ellos, sólo añade más dolor. A pesar de la negación, no podemos evitar que aquello que debe terminar termine, no logramos retener aquello que debe partir. No es posible instaurar aquello que debe cambiar, porque estamos luchando contra la corriente.